De reposados sonidos acústicos y electrónicos, influencias de la New Age y la New Wave, este álbum muestra la versatilidad de la cantante, que ya conocíamos por sus amplios devaneos con el género del jazz. En esta cuidada producción de la mano de Mariano Losada y contando con las guitarras de Victor Iniesta, la voz aterciopelada de Bentley se desenvuelve en armonizaciones funk setenteras, junto a sutiles matices líricos que conviven sin estridencias y en sintonía impecable.